Noticias
Una noticia es el relato de un texto informativo, en el cual se requiere mostrar con sus propias reglas de construcción y elaboración (enunciación), y que se refiere a un hecho novedoso o no muy común, o a la relación entre hechos novedosos y/o atípicos, ocurridos dentro de una comunidad o en determinado ámbito específico, ya sea político, económico o social.Dentro del ámbito de algunos medios de comunicación, es un género periodístico en el que la noticia es un "recorte de la realidad" sobre un hecho de actualidad, que merece ser informado por algún tipo de criterio de relevancia social.
Ejemplos de noticias
Encuentran un sistema solar que dobla la edad de la Tierra
El grupo de cinco planetas completa una órbita en torno a su estrella en menos de diez días y apareció hace 11.200 millones de años, cuando el universo aún era muy joven
Hay mucho sitio para mundos exóticos
en los 100.000 millones de estrellas de la Vía Láctea. Uno de ellos es
el sistema solar de Kepler 444, una estrella un 25% más pequeña que el
Sol y bastante más fría que se encuentra a 117 años luz dentro de
nuestra galaxia. Allí, cinco planetas se arremolinan muy cerca de su
estrella, completando una órbita, su año, en menos de diez días. Ese
sistema planetario, descubierto gracias al telescopio espacial cazador
de exoplanetas Kepler, tiene además otra característica extraordinaria.
Se formó hace 11.200 millones de años, cuando el universo, que tiene
13.600, era aún relativamente joven. Cuando surgió la Tierra y todo el
Sistema Solar, que tiene unos 4.500 millones de años, Kepler 444 y sus
acólitos ya tenían más años que nuestro planeta en la actualidad.
Este grupo de mundos extraños, que hoy se presenta en la revista científica The Astrophysical Journal, es el sistema de planetas del tamaño de la Tierra más antiguo jamás encontrado en la Vía Láctea. Sus componentes, con tamaños que van desde el de Venus al de Mercurio, son una muestra de que el proceso de formación de planetas ha tenido lugar desde que el universo era muy joven. Además, ofrece un periodo de tiempo mucho mayor para que aparezca la vida, gane complejidad, surjan civilizaciones de seres inteligentes e incluso se aniquilen por sus propios errores.
Este descubrimiento daría espacio para justificar estimaciones sobre el origen de la vida como las obtenidas por investigadores como Alexei Sharov, del Instituto Nacional para el Envejecimiento de Baltimore (EE UU), y Richard Gordon, del Laboratorio para Especies Marinas del Golfo de Florida (EE UU). Observando el ritmo al que los organismos vivos fueron acumulando complejidad a lo largo de la evolución, desde los primeros organismos unicelulares, a los gusanos, los peces o los mamíferos, calcularon que se doblaba cada 376 años. Con esa suposición, estimaron que la vida habría aparecido hace unos 10.000 millones de años, cuando aún no existía la Tierra.
Además, de su edad, estrellas como Kepler 444 ofrecerían otra ventaja para la aparición y el desarrollo de la vida. Se trata de una estrella enana naranja, un tipo de objeto que puede permanecer estable durante 30.000 millones de años, el triple que el Sol y más del doble de la edad actual del universo. Sin embargo, la cercanía a la estrella convertiría este grupo de planetas en mundos infernales.
Para los autores, liderados por el investigador de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) Tiago Campante, el hallazgo es una buena noticia para las perspectivas de la existencia de vida inteligente en el universo. El nuevo sistema solar muestra que los planetas rocosos como la Tierra, en los que se supone que pudieron crecer los seres vivos, empezaron a aparecer hace ya muchos miles de millones de años, más que los que separan los primeros microorganismos terrestres de los primates que empezaron a estudiar el cielo.
Este grupo de mundos extraños, que hoy se presenta en la revista científica The Astrophysical Journal, es el sistema de planetas del tamaño de la Tierra más antiguo jamás encontrado en la Vía Láctea. Sus componentes, con tamaños que van desde el de Venus al de Mercurio, son una muestra de que el proceso de formación de planetas ha tenido lugar desde que el universo era muy joven. Además, ofrece un periodo de tiempo mucho mayor para que aparezca la vida, gane complejidad, surjan civilizaciones de seres inteligentes e incluso se aniquilen por sus propios errores.
Este descubrimiento daría espacio para justificar estimaciones sobre el origen de la vida como las obtenidas por investigadores como Alexei Sharov, del Instituto Nacional para el Envejecimiento de Baltimore (EE UU), y Richard Gordon, del Laboratorio para Especies Marinas del Golfo de Florida (EE UU). Observando el ritmo al que los organismos vivos fueron acumulando complejidad a lo largo de la evolución, desde los primeros organismos unicelulares, a los gusanos, los peces o los mamíferos, calcularon que se doblaba cada 376 años. Con esa suposición, estimaron que la vida habría aparecido hace unos 10.000 millones de años, cuando aún no existía la Tierra.
Además, de su edad, estrellas como Kepler 444 ofrecerían otra ventaja para la aparición y el desarrollo de la vida. Se trata de una estrella enana naranja, un tipo de objeto que puede permanecer estable durante 30.000 millones de años, el triple que el Sol y más del doble de la edad actual del universo. Sin embargo, la cercanía a la estrella convertiría este grupo de planetas en mundos infernales.
Para los autores, liderados por el investigador de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) Tiago Campante, el hallazgo es una buena noticia para las perspectivas de la existencia de vida inteligente en el universo. El nuevo sistema solar muestra que los planetas rocosos como la Tierra, en los que se supone que pudieron crecer los seres vivos, empezaron a aparecer hace ya muchos miles de millones de años, más que los que separan los primeros microorganismos terrestres de los primates que empezaron a estudiar el cielo.
A tres minutos del cataclismo
Si no se aplican medidas, al final de este siglo el planeta tendrá problemas y riesgos de gran calado
Si les dicen que estamos a tres minutos del apocalipsis, no deben
tomárselo en sentido literal, pero tampoco a la torera porque el aviso
va en serio. Quienes manejan este simbólico reloj con el que se pretende
medir la vulnerabilidad del planeta ante la eventualidad de una
catástrofe global no son oscuros astrólogos amigos del tremendismo, sino
científicos galardonados con el Nobel y otras personalidades de la
ciencia. Atención, pues, a lo que dicen y por qué lo dicen.
El reloj fue ideado en 1947 en el seno del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago y desde entonces se han movido las agujas en 18 ocasiones. Varias veces estuvimos cerca del apocalipsis, casi siempre por la escalada de amenazas entre EE UU y la URSS durante la guerra fría. Pero tras la caída del muro de Berlín, el reloj entró en una fase apacible. Para que se hagan una idea: en el feliz año de 1991 estábamos a 17 minutos del apocalipsis. Ahora estamos a tres.
A qué se debe que estemos tan cerca del precipicio? No sería difícil aventurarlo: el cambio climático está sin duda entre las principales causas. Pero no hay que recurrir a conjeturas, porque el comité científico que gestiona el reloj ha pedido nada menos a 17 premios Nobel y otros prestigiosos científicos, como el físico británico Stephen W. Hawking, que evalúen el riesgo y muevan las agujas en consecuencia.
Efectivamente, el cambio climático figura en primer lugar, pero también la acumulación de arsenal nuclear en un mundo plagado de conflictos que son regionales, pero pueden alcanzar mayores dimensiones. A escala humana, tres minutos no son nada. Pasan en un suspiro. Lo mismo que para el planeta un siglo.
A esa idea apuntan las agujas de este reloj simbólico: 2014 ha sido el año más caluroso desde que se iniciaron los registros, en 1880; nueve de los 10 años más cálidos han sido después de 2000; la temperatura del mar sube y el retroceso de los glaciares parece ser más rápido de lo previsto. Si no se aplican medidas —y está costando mucho acordarlas— al final de este siglo el planeta tendrá problemas y riesgos de mucho mayor calado. Haríamos bien en no tomar el reloj en vano.
El reloj fue ideado en 1947 en el seno del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago y desde entonces se han movido las agujas en 18 ocasiones. Varias veces estuvimos cerca del apocalipsis, casi siempre por la escalada de amenazas entre EE UU y la URSS durante la guerra fría. Pero tras la caída del muro de Berlín, el reloj entró en una fase apacible. Para que se hagan una idea: en el feliz año de 1991 estábamos a 17 minutos del apocalipsis. Ahora estamos a tres.
A qué se debe que estemos tan cerca del precipicio? No sería difícil aventurarlo: el cambio climático está sin duda entre las principales causas. Pero no hay que recurrir a conjeturas, porque el comité científico que gestiona el reloj ha pedido nada menos a 17 premios Nobel y otros prestigiosos científicos, como el físico británico Stephen W. Hawking, que evalúen el riesgo y muevan las agujas en consecuencia.
Efectivamente, el cambio climático figura en primer lugar, pero también la acumulación de arsenal nuclear en un mundo plagado de conflictos que son regionales, pero pueden alcanzar mayores dimensiones. A escala humana, tres minutos no son nada. Pasan en un suspiro. Lo mismo que para el planeta un siglo.
A esa idea apuntan las agujas de este reloj simbólico: 2014 ha sido el año más caluroso desde que se iniciaron los registros, en 1880; nueve de los 10 años más cálidos han sido después de 2000; la temperatura del mar sube y el retroceso de los glaciares parece ser más rápido de lo previsto. Si no se aplican medidas —y está costando mucho acordarlas— al final de este siglo el planeta tendrá problemas y riesgos de mucho mayor calado. Haríamos bien en no tomar el reloj en vano.
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